Mi anillo de los pieles rojas favorito, mi pulsera de cuerda y mi piedra favorita.
Mi estancia en Formentera coincidió con mi fascinación por los indios de los Estados Unidos. Me impresionaron algunos libros que tenía mi padre, como Los Nez Percé, que cuenta la emocionante historia de esta tribu y de su último caudillo, el Gran Jefe Joseph en su huída hacia el Canadá. O el cheyenne Woquini o Roman Nose (Nariz Romana), que tenía un tocado mágico que le hacía invulnerable a las balas, pero que perdió su poder porque una esclava blanca le sirvió la comida con un utensilio de metal.
Roman Nose de los cheyennes
Y Roman Nose, no recuerdo si en la batalla de Litle Big Horn o tal vez en Sand Creek, tuvo que reiniciar sus ritos de encantamiento, pero sus guerreros le reclamaban en el campo de batalla y no tuvo más remedio que dirigirse al combate, a pesar de no contar todavía con la protección de su tocado y sabiendo, por tanto, que se dirigía a la muerte. Y así fue: en su primera cabalgada una bala le alcanzó.Pero el libro que más me impresionó fue Enterrad mi corazón en Wounded Knee, de Dee Brown.